Sin embargo todo ello es falso, las esculturas antiguas y los templos estuvieron pintados de colores como está demostrando varios estudios a los largo de estos últimos 20 años. En los análisis de varias piezas se han encontrado restos de policromía que nos permiten reconstruir cómo vieron los antiguos estas piezas.
Esta conciencia de la "pureza" de las esculturas clásicas nos viene por un lado del Renacimiento y de sus grandes artistas como Miguel Ángel. El descubrimiento del Laocoonte fue muy importante para el mundo artístico del Renacimiento y junto a él, todas las otras estatuas que se fueron desenterrando: como el Hercules farnesio de Lisipo o la Venus de Praxiteles. Con el paso de los siglos y al estar bajo tierra, estas estatuas perdieron su policromía y quedaron completamente blancas y los artistas del Renacimiento en adelante creyeron que esa fue su forma original.
Con el Neoclasicismo llegó la figura de Winckelmann arquologo alemán y padre de la historia del arte. Éste no sólo siguió con el convencimiento de que las esculturas eran blancas, sino que destacó que los valores democráticos, filosóficos y de progreso de las civilizaciones griegas se reflejaban también en las esculturas, y que toda sociedad actual se debía fijar en la griega para salir adelante. Sus tesis imfluyeron en artistas neoclasicos como Antonio Cánova o Bertel Thorvaldsen.
Estas teorías han llegado hasta nuestros días en donde defendemos el blanco de la estatuaria antigua como puro y original. Sin embargo, actualmente se deshechan estas tesis y se hacen exposiciones en donde podemos observar cómo eran las obras de arte antiguas en realidad.
Espero que os haya gustado. ¡Un Saludo!
Álvaro Sánchez Lamadrid
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