En esta
entrada me gustaría hacer una reflexión personal sobre los dos medios
audiovisuales más importantes que tenemos actualmente, la televisión y el cine.
Desde la subida de los precios en taquilla, la descarga ilegal de películas y el
cierre de varias salas, el papel hegemónico del cine en nuestro país ha decaído
en favor de la televisión. En mi opinión, este relevo en el poder audiovisual
viene marcado por el papel que tienen ahora las series.
En los
últimos años se ha producido una auténtica revolución en la calidad y la
cantidad de las series. Si bien anteriormente conocíamos series como Friends,
Los Simpsons, Scrubs, o algunas de carácter patrio como Aquí no hay quien viva
o Siete Vidas; eran unas series entretenidas, que gustaban, te ayudaban a
distraerte y a entretenerte unos veinte o treinta minutos y que no siempre
seguían un hilo argumentativo estricto. Eran nuestra definición de “Serie”,
pero en los últimos años ha habido una auténtica revolución con telefilmes como
Breaking Bad, Homeland, Mad Men, The Walking Dead o la que más repercusión ha
tenido en el panorama actual, Juego de Tronos.
Estas
series han variado de los 20-30 mins. hasta los 50-60 mins. Las tramas
sencillas, (que si por ejemplo un día te perdías un episodio no pasaba nada)
pasan a argumentos intrincados, con una gran riqueza de personajes y
escenarios. Revitalizan géneros como el de terror o el de fantasía y adaptan relatos
e historias escritos para crear nuevas series. Tal vez uno de los éxitos sea
este último, pues es mucho más fácil adaptar una novela a la pantalla en forma
de serie que en película, ya que podemos recrearnos en personajes desconocidos,
centrarnos en episodios y tramas determinantes y en general dedicarle más
tiempo a la historia. Pongamos un ejemplo práctico, coged vuestra serie
favorita, Juego de Tronos por ejemplo, e intentad resumir toda la primera
temporada compuesta por 10 o 12 capítulos de 50 minutos en una película de 2
horas y media como mucho.
Eso es
lo que ha ocurrido con franquicias como Harry Potter o Las Crónicas de Narnia.
A la hora de pasarlos a cine, tuvieron necesariamente que quitar personajes,
momentos importantes de la trama, hasta llegar, en algunos casos, a parecer
completamente irreal y artificial la manera en la que se solucionaba el
conflicto.
¡Ojo!
Con todo esto no quiero decir que las series de antes no fueran buenas ni
muchísimo menos, Friends y Scrubs estarán siempre en mi Top 10. Ni que antes no
hubiese series como las de ahora, basta nombrar Los Soprano, The Wire o
Hermanos de Sangre para darnos cuenta de ello.
¿Y ante
todo esto qué ha hecho el cine para recuperar su hegemonía como medio
audiovisual por antonomasia? Dos reclamos diferentes. Por un lado la incursión
progresiva del 3D en las salas y el aumento en el tipo de resolución, pasando
del 1080p a resoluciones como el 2K o el 4K. En el caso del 3D no ha surtido el
efecto que las grandes productoras buscaban, pues es un medio que aún no es
perfecto del todo, que es necesario el empleo de unas gafas especiales y que la
entrada es mucho más cara. Además en películas como Lucha de Titanes o Avatar,
tal vez sí que nos saliera rentable el aumento de precio, pues la gran cantidad
de efectos especiales en 3D nos pueden retener en el asiento durante toda la
película. Pero por el contrario, en otro tipo de films como El Discurso del Rey
o Lincoln, el 3D es completamente innecesario convirtiéndose en un medio más
relacionado con el mundo de las atracciones y el espectáculo, que con el propio
cine.
La
solución que está adoptando el cine actualmente es el aumento de la resolución
de las cintas. Cada vez son más nítidas y más complejas. La imagen es increíblemente
clara y se consiguen unos efectos que tardaremos en ver dentro de nuestros
televisores. Como ejemplo me gustaría poner la última empresa de Peter Jackson,
la adaptación cinematográfica del Hobbit. Pues más allá de que sea fidedigna o
no al libro, el medio en el que está grabado, en 4K a una velocidad de 48 fps; es
una gran innovación que estoy seguro que seguirán de ahora en adelante el resto
de grandes producciones estadounidenses y poco a poco las europeas.
Disculpad
si el texto me ha quedado algo largo, pero llevaba ya tiempo queriendo hacer
una revisión de este mundo audiovisual que a veces es tan importante y otras
tan superficial.
Álvaro Sánchez Lamadrid.
Álvaro Sánchez Lamadrid.
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