Tal vez el Partenón de la
Acrópolis de Atenas sea uno de los edificios más famosos y más importantes del
mundo. Con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en el símbolo de la
cultura griega, de la filosofía, del conocimiento, del arte y del pasado en
general. Podemos encontrar su esquema en una gran infinidad de símbolos
actuales: la UNESCO (Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) lo tomó como imagen
principal y muchas de las facultades de Humanidades también lo han adoptado
(como por ejemplo la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de
Cantabria). Aquí abajo os dejo algunos de los ejemplos que he encontrado por
internet.
Pero algo que no conoce la
mayoría de las personas es la historia que se esconde tras este monumento, pues
ha sufrido grandes calamidades y se ha conseguido sobreponer para llegar hasta
nuestros días. En esta entrada os daré algunos datos de esta historia para que
veáis con nuevos ojos este prodigio del arte griego.
Todo comienza entre los años 447
y 432 a.C. cuando bajo el gobierno de Pericles se levanta el Partenon, dedicado
a la diosa Atenea. Los motivos de su levantamiento son dobles: Por un lado
Pericles quería transmitir a los extranjeros y al resto de griegos el poderío
de Atenas al levantar todos los edificios de la Acrópolis; y en segundo lugar
para honrar a los dioses por su victoria sobre los persas. Quién haya visto la
película 300 (y cualquier historiador que se precie) recordará que en el siglo
V a.C. se produjeron las Guerras Médicas, una serie de enfrentamientos entre el
Imperio Aqueménida de Persia y las ciudades-estado del mundo helénico. Los
acontecimientos más recordados fueron por un lado la Batalla de las Termópilas
(en dónde se enfrentaron el ejército persa de Jerjes I contra una alianza de
polis griegas lideradas por Esparta) y la famosa batalla de Maratón
(enfrentamiento marítimo que ganó Atenas)
A partir de este momento, el
Partenón permaneció intacto durante setecientos años. Sin embargo, tras la
caída del esplendor de la cultura griega, el Partenón comenzó a sufrir un sin
número de adversidades, más que cualquier otro monumento helénico.
La primera gran catástrofe
sucedió en el 267 d.C. cuando la tribu bárbara de los Hérulos incendió y saqueó
el templo, perdiendo en el proceso la cubierta original, la columnata interior
y los techos de mármol del peristilo. Un siglo más tarde, en el 360 d.C., se
acomete la primera restauración del templo por el emperador bizantino Juliano
el Apóstata. Sin embargo, poco duraría pues a partir del 438 d.C. los primeros cristianos
primitivo destruyeron casi todas las esculturas por representar desnudos y
símbolos paganos. Los rostros fueron erosionados y los grandes conjuntos de los
frontones quedaron reducidos a
escombros.
En el 550 d.C. se produjeron una
serie de reformas para convertir el templo pagano en la iglesia de Santa Sofía.
Para ello, se destruyó el interior del Partenón y se colocó un edificio de
estilo prerrománico. Tras la cuarta cruzada en 1206, se produce la ocupación de
los francos o Francocracia (estados cruzados europeos establecidos en Grecia).
Estos añadieron una torre campanario a la nueva iglesia de Santa Sofía.,
transformándola ahora en “Nuestra Señora de Atenas” o la Notre-Dame de Atenasde
culto latino en vez de bizantino.
En 1456 se produce la ocupación
otomana en la península del Peloponeso a causa de la caída del Imperio
Bizantino y cambiaron la advocación de la iglesia a una mezquita turca. Sin
embargo, será en el siglo XVII cuando se produzca la que ha sido denominada
como “la más grande destrucción en la historia de la cultura griega”. En 1687
durante las guerras que mantuvieron el Imperio Veneciano contra los Turcos el
Partenón sirvió como edificio polifacético. Al estar situado en lo alto sirvió
como hospital, como refugio y como arsenal. El imperio turco almacenó en el
templo el depósito de pólvora para sus proyectiles y durante el asedio de los
venecianos a Atenas una de las balas impactó en el Partenón causando una enorme
explosión que destruyó la mayor parte del templo.
Lo que había sido el templo más
impresionante de la Antigüedad Clásica, ahora era una ruina que apenas se
mantenía en pie. Pero no terminaron sus penurias en este momento.
A principios del siglo XIX, en
1802, el embajador británico en Constantinopla Thomas Bruce Elgin, decidió
quitar la mayor parte de la decoración escultórica del monumento (frisos,
métopas, frontones) y trasladarla a Inglaterra para venderla al Museo Británico.
Esta apropiación ilegal de los mármoles la realizó a base de sobornos y
chantajes al gobierno turco que no sentía el Partenón como un símbolo de su
patria. Aún hoy estos mármoles se conservan en el Museo Británico siendo
reclamados constantemente por el gobierno griego sin obtener nunca la
devolución definitiva de uno de los símbolos más importantes de su patria. Tal
vez algún día dedique una entrada a este tema, ampliamente discutido por los
agentes del Patrimonio a nivel mundial.
Este fue el último gran golpe
contra el Partenón, pues tras la independencia de Grecia del gobierno turco,
los griegos conocedores de la importancia del monumento se han esforzado en
conservárla de la mejor manera posible. Sin embargo, informes recientes de los
restauradores nos dicen que en poco tiempo y debido a la erosión, a la lluvia
ácida y a la sobresaturación turística, el Partenón nos terminará dejando
pudiendo descansar al fin tras todas las luchas.
PD: Una imagen vale más que mil
palabras, por ello os quiero dejar un video que nos muestra con todo lujo de
detalles la historia en imágenes del Partenón. El cortometraje de 7 minutos es
obra del realizador griego Konstantinos
Gavras y os recomiéndo
encarecidamente que lo veais, ¡no os defraudará!
http://www.youtube.com/watch?v=Ey-jDKHLKLM
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